lunes, 4 de marzo de 2013

EL CEIBO...LA FLOR NACIONAL

Por MALI


Hoy revisando algunos recuerdos que traje con mi equipaje desde mi Argentina, encontré algunas viejas y amarillentas fotos de mi niñez. Y eso trajo a mi memoria mi época escolar. Y mi vieja y querida escuela primaria…que ya no existe. Aquel viejo edificio, con grandes ventanales y puerta de entrada de doble hoja, fue derribado para construir un más moderno. El año pasado (2012) hubiera cumplido 100 años de existencia. Pero volviendo a aquel tiempo, recuerdo llegar con mi guardapolvo muy blanco de la mano de alguno de mis hermanos mayores. La escuela se encontraba emplazada en un terreno de grandes extensiones, con un gran jardín al frente. Y un hermoso árbol de Ceibo.

El Ceibo, también llamada seíbo o bucaré se le conoce como árbol del coral, flor de coral o pico de gallo. Su nombre proviene del griego, que significa “cresta de gallo”. Es un árbol originario de Sudamérica, se lo puede encontrar en Argentina, Uruguay, Paraguay, Brasil o Bolivia; y es de porte mediano. Crece en la rivera de ríos, lagos y zonas pantanosas. De follaje verde intenso y una flor grande de rojo carmín. Florece entre los meses de octubre hasta abril. Tiene unas ramas con espinas, por lo que es un poco difícil hacerse con algunas de sus hermosas flores



La madera de su tronco y ramas es débil y porosa que se utiliza para realizar tallas y molduras.

Sus flores se usan para teñido de telas. También tiene propiedades medicinales.
Fue declarado Flor Nacional de la República Argentina (también lo es de Uruguay) por decreto el 23 de diciembre 1942.

CURIOSIDADES

Entre otros considerandos, el decreto 138474 resalta como motivos de la elección:

• Que la flor del ceibo, cuya difusión abarca extensas zonas del país, ha sido evocada en leyendas aborígenes y cantada por poetas, sirviendo también de motivo para trozos musicales que han enriquecido nuestro folklore, con expresiones artísticas de hondo arraigo popular y típicamente autóctonas.

• Que el color del ceibo figura entre los que ostenta nuestro escudo, expresión de argentinidad y emblema de nuestra patria.

• Que además de poseer el árbol del ceibo, por su madera, aplicaciones industriales, su extraordinaria resistencia al medio y su fácil multiplicación han contribuido a la formación geológica del delta mesopotámico, orgullo del país y admiración del mundo.

• Que diversas instituciones oficiales, civiles y militares, han establecido la plantación del ceibo al pie del mástil que sustenta nuestra bandera, asignándole así un carácter simbólico y tradicionalista.


Leyenda


"Cuenta la leyenda que en las orillas del Paraná vivía una indiecita fea, de rasgos toscos, llamada Anahí. Aunque era fea, en las tardes veraniegas deleitaba a toda la gente de su tribu guaraní con sus canciones inspiradas en sus dioses y el amor a la tierra de la que eran dueños... Pero llegaron los invasores, esos valientes, atrevidos y aguerridos seres de piel blanca, que arrasaron las tribus y les arrebataron las tierras, los ídolos, y su libertad.

Anahí fue llevada cautiva junto con otros indígenas. Pasó muchos días llorando y muchas noches en vigilia, hasta que un día en que el sueño venció a su centinela, la indiecita logró escapar, pero al hacerlo, el centinela despertó, y ella, para lograr su objetivo, hundió un puñal en el pecho de su guardián, y huyó rápidamente a la selva.

El grito del moribundo carcelero, despertó a los otros compañeros, que salieron en una persecución que se convirtió en cacería de la pobre Anahí, quien al rato, fue alcanzada. Éstos, en venganza por la muerte del guardián, le impusieron como castigo la muerte en la hoguera.

La ataron a un árbol e iniciaron el fuego, que parecía no querer alargar sus llamas hacia la doncella indígena, que sin murmurar palabra, sufría en silencio, con su cabeza inclinada hacia un costado. Y cuando el fuego comenzó a subir, Anahí se fue convirtiendo en árbol, identificándose con la planta en un asombroso milagro.

Al siguiente amanecer, los soldados se encontraron ante el espectáculo de un hermoso árbol de verdes hojas relucientes, y flores rojas aterciopeladas, que se mostraba en todo su esplendor, como el símbolo de valentía y fortaleza ante el sufrimiento."






Estudios realizados a este árbol lo catalogan como una de las especies que es capaz de equilibrar un ecosistema. Sus raíces ayudan a estabilizar el suelo y evitar la erosión del mismo. Mientras, que si se encuentra cerca de una fuente de agua ayuda al mantenimiento y a la regulación del sistema hidrológico porque es capaz de almacenar líquido en su tronco en época de lluvia, y lo filtra en estaciones de sequia.


Como en la leyenda, este hermoso árbol es el símbolo perfecto para ser flor Nacional, por su valentía y fortaleza, ambas virtudes casi olvidadas en estas épocas.

1 comentario:

  1. No sé si te he dicho que en e Monasterio de Miramar de Valldemossa hay uno precioso. Y cerca de la plaza Gomila otro, más chiquito pero igualmente hermoso.

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